En los últimos años hay una palabra que se ha convertido en icono de la moda empresarial: EMPRENDER… Y todas sus derivaciones: emprendimiento, emprendedores, emprendedoras, intra-emprendimiento, emprendimiento corporativo, actitud emprendedora…
Creemos que los conceptos que se ponen de moda corren el riesgo de perder su esencia, su verdadera naturaleza, su primigenia razón de ser. Y es que las modas suelen poner el foco en lo superficial. Acentúan las formas por encima de los fondos. Enfatizan lo superfluo, enmascarando lo fundamental.
En nuestra opinión, esta moda hace que corramos el riesgo de que se desacredite el significado de emprender. Porque, demasiadas veces, se está acudiendo a este concepto como sinónimo de autoempleo, como solución fácil a una situación complicada en el ámbito laboral, también como fórmula renacida e “hispanolizada” del “antiguo sueño americano”. En este contexto, casi nunca se habla del esfuerzo, de los obstáculos, o de la posibilidad de fracaso. Pareciera que Emprender es algo rápido y fácil, hasta el punto de que nos hace sentirnos un poco idiotas por no haber tenido la feliz idea antes. Pero es que, además, se enfatiza demasiado, a nuestro juicio, la imagen del “visionario”, el genio individual capaz de “convertir el agua en vino”. Y todo ello inmersos en un entorno en el que resulta poco menos que imposible, desarrollar un buen trabajo si no es apoyándose en un equipo de personas. Y todo ello inmersos en un mundo empresarial que empuja hacia estructuras cada vez más horizontales, hacia liderazgos menos carismáticos. Extraña paradoja.
Después de más de veinte años de experiencia acompañando a proyectos de emprendimiento, podemos decir que se hace un flaco favor a los equipos “pintándoles el mundo del emprendimiento de color rosa”. De igual manera que esta misma experiencia, reafirma nuestro convencimiento de que la mejor forma de hacerlo es EMPRENDER COLECTIVAMENTE
Lejos de este escenario, nos gusta ayudar a concienciar a nuestros equipos sobre la importancia de desarrollar una actitud de resistencia y de resiliencia. Porque, aunque habrá momentos en los que será necesario esprintar, a la meta solo van a llegar los proyectos que consigan gestionar su “fortalezas de fondo”, y los que, para ello, aprendan a apoyarse en lo mejor de cada una de las personas que han
Desde la Escuela de Economía Social queremos lanzar un mensaje especial para aquellos equipos de emprendedores y emprendedoras que nos habéis elegido para acompañaros en este viaje: No va a ser un camino de rosas, pero, si os resistís al desánimo, si aprendéis a ver el camino como un enriquecedor proceso en el que no todo van a ser aciertos, si desarrolláis cierto gusto por los retos difíciles, y, sobre todo, si estáis dispuestos a hacerlo juntas…estaremos encantados y encantadas de compartir estos espacios de emprendizaje.
¿Comenzamos?
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