La economía social es un modelo económico que busca el bienestar colectivo y la inclusión social, basado en principios como la cooperación, la solidaridad, la democracia, la participación y la responsabilidad social. La economía social engloba a diversas formas de organización económica que no persiguen el lucro como fin principal, sino que priorizan el impacto social y ambiental de sus actividades. Algunos ejemplos de entidades de economía social son las cooperativas, las mutuas, las asociaciones, las fundaciones, las empresas sociales, las entidades de inserción sociolaboral, las finanzas éticas y el comercio justo.
La economía social tiene un gran potencial para contribuir al desarrollo sostenible, la cohesión social y la creación de empleo de calidad. Según datos de CEPES (Confederación Empresarial Española de la Economía Social), en España hay más de 43.000 entidades de economía social que emplean a más de 2,2 millones de personas y representan el 10% del PIB1. Además, la economía social tiene una mayor capacidad de resistencia frente a las crisis económicas y sociales, como ha demostrado durante la pandemia de COVID-192.
Sin embargo, la economía social se enfrenta a diversos retos y barreras que dificultan su crecimiento y consolidación. Uno de los principales obstáculos es el acceso a la financiación adecuada para sus proyectos e iniciativas. A pesar de que existen diversas fuentes y modalidades de financiación para la economía social, como los fondos públicos, los microcréditos, las subvenciones, el crowdfunding o la inversión de impacto, muchas veces estas opciones son insuficientes, inaccesibles o inadecuadas para las necesidades y características específicas de las entidades de economía social3.
Por eso, es necesario impulsar y facilitar el acceso a la financiación para la economía social, tanto desde el sector público como desde el privado. Algunas medidas que podrían favorecer este objetivo son:
- Crear un marco normativo y regulatorio que reconozca y apoye a la economía social como un actor clave para el desarrollo sostenible.
- Fomentar la creación y el fortalecimiento de redes e instrumentos financieros específicos para la economía social, como los fondos sociales, las cooperativas de crédito o las plataformas de financiación participativa.
- Promover la sensibilización y la formación sobre la economía social entre los agentes financieros tradicionales, como los bancos o las entidades de capital riesgo.
- Apoyar el desarrollo de capacidades y competencias financieras entre las entidades de economía social, especialmente entre las más pequeñas y vulnerables.
- Impulsar la innovación y la diversificación en las fuentes y modalidades de financiación para la economía social, aprovechando las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías y las tendencias sociales.
Financiar la economía social no es solo una cuestión de justicia o solidaridad, sino también una inversión inteligente y rentable para el futuro. La economía social genera valor económico, social y ambiental para toda la sociedad, y contribuye a hacer frente a los grandes desafíos globales como la pobreza, la desigualdad, el cambio climático o la transformación digital. Por eso, apoyar a la economía social es apostar por un modelo económico más humano, inclusivo y sostenible.
Referencias
1. CEPES – Economía Social
2. La Economía Social ante el COVID-19
3. Las necesidades de financiación de las empresas sociales
Esta entrada ha sido realizada en el marco del proyecto Desarrollo de un modelo de plataforma de orientación para la financiación ética y alternativa de empresas y organizaciones financiado por la Consejería de Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía.